[ILUSTRACIÓN OMITIR]
En estos días ha surgido una importante controversia con motivo de la designación de tres personas vinculadas a la industria de semillas transgénicas en cargos estratégicos en el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA). Aparentemente, no está en tela de juicio la calidad profesional de los involucrados--los tres son doctores--, sino el que estén en cargos (2) que conllevan el poder de orientar las investigaciones y que puede desvirtuar la aplicación de la Ley 29811, promulgada en 2011, que declaró la moratoria al ingreso y producción de organismos vivos modificados al territorio nacional por un periodo de diez años. Con ello, se pone nuevamente en agenda el debate sobre las semillas transgénicas.
El debate sobre transgénicos se caracteriza más por la pasión que suelen poner las partes--los que están a favor y los que están en contra en la discusión--en la polémica, que por el despliegue de argumentos sólidos. En parte, ello se debe a la confusión entre los diferentes planos que el tema plantea. Conviene diferenciarlos para contribuir a un debate más ordenado que permita superar los entrampamientos actuales. Los planos del tema son, por lo menos, los siguientes:
a. El temor de que la utilización de semillas transgénicas <<contamine>> otras plantas, provocando impactos negativos, sobre todo al reducir la biodiversidad.
b. El temor de que los productos originados en semillas transgénicas impacten negativamente sobre la salud humana.
c. El derecho de los consumidores de alimentos finales de saber si estos contienen insumos transgénicos, por el riesgo eventual que pueden tener sobre la salud. El hecho de que tengan impactos negativos sobre la salud es aún...